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Columna GINA OCQUETEAU

Emprendedora, Socia fundadora de Crosscheck SPA. Ceo Waygroup Chile.

Ex Directora de ASECH. Reconocida por nuestra Comunidad con el premio Mujer INfluyente 2020.


MUJERES Y ASTRONOMÍA: EL CIELO ES EL LÍMITE.


Hay preguntas que por más que pasen los años y los avances científicos aún no tienen una respuesta definitiva y una de ellas es la interrogante de cómo se forman los planetas que conforman el sistema solar. Eso hasta ahora, porque un estudio realizado por dos astrónomas chilenas -Teresa Paneque y Laura Pérez-, está liderando un hallazgo clave que ya fue publicado en una revista de alcance mundial gracias a los resultados obtenidos los datos fueron obtenidos mediante el radiotelescopio ALMA, ubicado en el desierto de Atacama.


Hechos como este reflejan el enorme aporte que pueden hacer las profesionales femeninas en áreas matemáticas y científicas, donde tradicionalmente ha existido una mayoría masculina. Lo maravilloso de este hito es que no es la primera vez que mujeres chilenas marcan un antes y un después en la astronomía: En julio de 1999 un grupo de alumnas de enseñanza media del Liceo 1 y su profesora guía fueron protagonistas del proyecto “Chinitas al espacio”, que consistió en llevar a bordo del transbordador espacial Columbia de la NASA a estos insectos para probar su efectividad como eventuales controladores de plagas en el espacio. La idea fue seleccionada entre proyectos de todo el mundo y las chinitas probaron ser eficientes depredadores tanto fuera como dentro de la Tierra.


Otro ejemplo destacado es el de María Teresa Ruiz. Como astrónoma, Doctora en Astrofísica y Premio Nacional de Ciencias Exactas, ha logrado impacto internacional gracias a sus investigaciones sobre nebulosas planetarias y estrellas dentro del sistema solar, además de su importante contribución educativa y el aporte que ha hecho por acercar la astronomía al público general mediante su libro “Hijos de las estrellas”, que explica de manera clara y amena su conocimiento sobre el universo y sus misterios.


¿Por qué entonces, sigue existiendo una baja participación femenina en carreras matemáticas y científicas? Según los resultados del estudio de ONU Mujeres realizado en 2020, que analizó 18 países de Latinoamérica y El Caribe, se reveló que Chile es el país con menor participación de mujeres en carreras de tecnologías de la información y comunicación (12.7%), el tercero más bajo en ingeniería, manufactura y construcción (17.7%); y el cuarto más bajo en ciencias naturales, matemáticas y estadística (46.5%). Es más: según datos de la Fundación Tremendas, sólo un 28% de estudiantes de ingeniería son mujeres y algunas especialidades no alcanzan ni un 10%. De acuerdo a la Unesco, Chile es uno de los países con menor participación de mujeres en estas áreas.


Sabemos que las mujeres son capaces de lograr cosas extraordinarias cuando se lo proponen y los tres ejemplos mencionados al principio de esta columna son una clara muestra de ello. Un equipo de trabajo con presencia femenina contará -además del aporte cognitivo y académico- con valores agregados como empatía, talento, integración, compañerismo y una gran capacidad de persuasión para avanzar juntos hacia una meta común.


Las jóvenes que fueron protagonistas de “Chinitas al espacio” a fines de los años noventa hoy son doctoras, psicólogas, profesoras, abogadas, ingenieras y astrónomas, entre otras profesiones. Si ellas tuvieron una oportunidad y supieron aprovecharla, solo puedo imaginar lo mejor si diéramos hoy este mismo espacio a más niñas chilenas, impulsándolas desde pequeñas a desarrollar sus talentos y descubrir sus habilidades más allá de los estereotipos o brechas de género. Un mundo donde solo el cielo pueda ser el límite para nosotras.



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