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Columna GINA OCQUETEAU

CEO CROSSCHECK


EL VERDADERO LIDERAZGO CONSISTE EN OFRECER SOLUCIONES


Sabemos que los errores son parte de todo proceso de aprendizaje y sin duda constituyen una parte dolorosa de la vida. Alcanzar el desarrollo económico como país es un proceso de aprendizaje y como tal no está exento de errores que debemos reconocer y solucionar. Por suerte en este pandémico 2020 ya es sabido reconocer los errores no es un signo de debilidad y un buen liderazgo debe implementar medidas para remediar estas equivocaciones.


A modo de proceso de sanación en todos los ámbitos de la vida, diría que hay tres pasos secuenciales que consisten en: admitir un error, implementar medidas para solucionar el problema y asegurarse de que no vuelva a suceder. Estos tres grandes pasos, harán posible el fortalecimiento de las relaciones. Se requiere entonces, el coraje de admitir el error junto con la decisión de implementar las medidas necesarias para mejorar. Estos párrafos sirven de introducción para abordar la situación de la mujer en el mercado laboral en Chile.


Ya en el año 2014, un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advertía que de acuerdo al reporte Global Gender Gap del año 2013 elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF 2013), Chile ocupaba el puesto 91 entre 136 países en el Índice Global de Desigualdad de Género, mientras que en el Subíndice de Participación Económica y Oportunidad su desempeño era incluso peor: 112 entre 136. Solamente en estas dos cifras quedaba claro que el país ocupaba en materia de igualdad de género posiciones mucho menos glamorosas que en el ranking mundial de competitividad, donde se encontraba en el puesto 34 entre 148 países de acuerdo al Global Competitiveness Report 2013 ‐ 2014. Mejorar la situación en el mercado laboral para la mujer no solo es importante en materia de competitividad sino que importante per se y para construir una mejor sociedad.


Desde los años 90 en el país, la inserción laboral femenina ha ido en aumento pero la igualdad de género en este punto es un área en cual el país se encuentra retrasado no solo con respecto a naciones de ingresos medios ‐ altos (con las cuales nos gusta compararnos) sino que con los demás países de América Latina y el Caribe. Lo más grave de esta situación en el caso chileno es que la desigualdad de género en la participación en la fuerza laboral no va de la mano con una brecha de género en la educación, donde ya se alcanzó la paridad hace muchos años. Actualmente, solo el 48,5% de las mujeres participan en el mercado laboral y sin bien esta participación ha aumentado las brechas en el mercado laboral se mantienen. Es por esto que, en el diagnóstico de las políticas económicas en plena pandemia, es tan necesarios el desarrollo en las mujeres de habilidades y destrezas para trabajar en posiciones hasta ahora masculinas. Existe hoy un gran espacio de trabajo para la mujer en el área de la construcción; por esto es necesario otorgar en las licitaciones un porcentaje medible y monitoreable a las mujeres. Sin duda, las mujeres asumirán un compromiso y un alto grado de responsabilidad al capacitarse en nuevos oficios, albañilería, terminaciones finales, trabajo en altura; las habilidades específicas de una ocupación son las que producen especialización. Un programa de Reconversión Laboral, como parte de la solución al problema, debe orientarse a áreas no tradicionales hasta ahora para la Mujer.




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