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Columna FRANCISCA BEZMALINOVIC

Directora de la empresa Francisca Bezmalinovic y Cía. Ltda., dedicada al Interiorismo, Decoración y Gestión de proyectos de arte. Licenciada en Estética, Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Certificado Gestión Cultural para las Artes y la Cultura, PUC. Certificado Historia del Arte , PUC Licenciada en Ciencias Jurídicas y Sociales, UNAB. Diplomada en Reforma Procesal Penal, UNAB.

¿Y AHORA QUÉ? … ¿HACIA DÓNDE VAMOS?


A un año de la pandemia y en medio de lo que parece ser la peor crisis de este siglo, vale la pena replantearnos hacia dónde vamos y qué podemos rescatar de esta tremenda vivencia.

En medio de esa esta reflexión, los titulares de los últimos días no son muy alentadores al mostrar un aumento sostenido de los casos de covid19, con más de 9000 contagios diarios, lo que significa estar atravesando el peor momento de la pandemia.


Es por esto, que se hace necesario reconsiderar la forma de enfrentar la realidad que parece querer quedarse por más tiempo, ya que pese a todos los esfuerzos no hemos podido detener el avance del virus.

Esperábamos con ansias la llegada de una vacuna que hoy tenemos, pero no sabemos cómo será su efectividad en medio de la alta propagación del virus, en fin, muchas inquietudes y pocas respuestas concretas o con respaldo científico que nos den certezas del porvenir.


Los ánimos se sienten desgastados y el tiempo parece detenido esperando retomar la antigua normalidad, con ansias de volver a insertarnos en sistemas y rutinas propias de nuestro ex mundo no contaminado.


Se hace vital que empecemos a recuperar fuerzas desde lo interno, desde lo más humano, desde nuestra condición de seres racionales y espirituales, porque es fundamental fortalecer nuestra inmunidad desde una actitud positiva de vida, que sin duda puede convertirse en una mejor arma de lucha que incluso la vacuna misma.


Probablemente no volvamos jamás a retomar la vida como era antes, y tal vez así debería de ser, ya que si la pandemia nos ha servido como aprendizaje de vida, incluso deberíamos querer y esperar que esta nueva vida post pandemia sea infinitamente mejor desde lo más esencial.


No es casualidad que este virus se haya propagado por el mundo entero y que afecte por igual a todos los que equivocadamente hemos vivido entre las diferencias. La propia naturaleza nos ha recordado que somos todos igual de frágiles, humanos con los mismos dolores, sentimientos y preocupaciones.

Esta pandemia nos ha hecho situarnos en un lugar común y ser más humildes. Entender que somos parte de un todo y por lo mismo debemos cuidarnos para protegernos. Nos ha devuelto la empatía y ha puesto nuevamente en su lugar a valores primordiales como la vida, la salud, el amor, la humildad y la solidaridad.


Es importante cambiar nuestra postura y vivir con mucha conciencia este hoy, que es lo único certero y que puede ser el comienzo de una vida mucho mejor, más humana, más valorada, más simple, más liviana…


Empezar a buscar la esperanza en nosotros mismos y en la relación con el resto de los seres humanos. Tratar de hacer nuestro presente más agradable, buscar inspiración en cosas simples, preocuparnos por los afectos, ordenar prioridades de vida, darle sentido a lo que hacemos en la vida, con nuestras vidas y cómo aportamos a la vida de quienes nos rodean.


Proyectar una vida con más entrega y más conciencia, pensando en la alegría que puede significar ser un aporte a este colectivo. No esperar que una vacuna nos cambie la vida, si ese cambio sólo puede venir desde nosotros mismos y la forma de relacionarnos con los otros y la naturaleza. Mañana el motivo para dejar de vivir plenos puede tomar otro nombre y encarnarse en otro problema.


Una manera de llenarnos de energía sería transformando nuestra mirada de este hoy, pensando todos los días que ha tenido de bueno este tiempo. Cuesta mucho hacer el ejercicio, sobretodo por la cantidad de personas que han sido víctimas de este virus, pero sin duda hay mucho que rescatar.


A pesar de que se diga que en términos académicos es imposible tener una educación de calidad por medio de una pantalla, rescatemos que intentando aprender con todos estos contratiempos, se pueden adquirir herramientas más importantes para la vida y que en medio de la dificultad nacen seres llenos de fortalezas.


Muchos por primera vez han tenido tiempo para estar con su familia, madres con sus hijos, hijos con sus padres, hombres que desde su teletrabajo han conocido por primera vez las sacrificadas rutinas y necesidades de su familia y han tenido que hacerse parte.


Hemos tenido tiempo y permiso para mirar hacia adentro y supuestamente parar, pero esto más bien ha sido un llamado a despertar, a movilizar reflexiones profundas que sin duda producirán cambios importantes, donde será vital inspirarnos en cosas valiosas que nos iluminen de verdad para vivir en este nuevo mundo.


Se ha logrado una evolución tecnológica inesperada que nos ha permitido conectarnos desde y hacia diferentes lugares, ya sea para reencontrarnos con familiares y amigos, para trabajar a distancia, estudiar, recibir asistencia profesional de diversas disciplinas, apoyarnos con programas culturales etc. algo que también llegó para quedarse y que tiene muchas bondades que tenemos que saber aprovechar. Hasta cambios positivos en el medio ambiente que nos han permitido mirar el cielo azul o canales de agua nítidos. Además, nos ha permitido especialmente a las mujeres desdoblarnos en contención para apoyar y apañar a toda la familia, mientras seguimos con nuestros trabajos y quehaceres.


Esta pandemia ha hecho que muchos se movilicen en hacer algo que supuestamente podía esperar, pero que se acabó el tiempo de excusas porque nuestra propia vida sufría una amenaza. Admiro a muchos valientes que han emprendido en este momento, a todos los que empezaron a jugárselas por un sueño o una pasión, aún con pocas herramientas e incluso con su salud afectada. Por lo mismo, tratemos de ser positivos y llenarnos de energía, en la alegría de las cosas simples y cotidianas.


Esta crisis nos invita a la reflexión y a poner atención en las cosas realmente valiosas e importantes. Aprovechemos mejor este tiempo, con más gratitud, después de todo, si estamos peleando contra este virus, es porque tenemos la suerte de estar vivos, lo que es motivo suficiente para agradecer.


Llegó el momento de soñar con un mundo con más amor, más pasión, más humildad, más solidaridad y principalmente con más humanidad. Un mundo más simple pero más evolucionado, donde seamos capaces de volver a mirar la naturaleza como algo sagrado que debemos cuidar, volver a mirarnos como seres colaborativos y que se necesitan entre ellos, tomar y crear conciencia de la riqueza real que significa vivir para hacer crecer el ser verdaderamente intuitivo, sensible, solidario, humanitario etc., por sobre el haber y lograr con todo ello recuperar algo de sabiduría para ser un poco más humanos.


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