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Columna de MARÍA PÍA BATE

Periodista/ Productora/Cantante/Life Coach/ Colaboradora MI


EL ALMA DE CHILE


Hace algunos años, cuando tenía 29 años y cero experiencias en gestión, públicos masivos, organización de grandes eventos ni nada por el estilo, hubo un gerente general, de una importante Fundación en Chile, que creyó en mí y vio que era capaz de hacerme cargo de un desafío titánico.


Amé ese trabajo. Tenía tantas ganas, tanto por entregar y por crecer que logramos sobre cumplir en objetivos y metas todos los años, porque la pega se hizo con pasión, talento y profesionalismo. Además de mucho amor, convicción de estar en el lugar correcto y rodearnos de buena gente, lo que para mí es clave, por supuesto.


Nada de eso hubiese sido posible si es que ese jefe no se la jugara, ni me diera alas y la confianza para volar… y volar muy lejos. Y aunque esas alas me han llevado a volar por diferentes caminos y rubros profesionales, fue ese voto de confianza el que atesoro hasta el día de hoy, aspirando a ser como él en los distintos lugares que ocupo siendo una líder positiva, empática, cercana y creíble.


Siempre sentí una gran responsabilidad por lo que él hizo al darme ese trabajo, como un papá para mí, así lo siento y no lo quiero defraudar. Tomé de él sus mejores virtudes, para transformarlas en lo que aspiro ser como mujer, profesional, jefa, gerente o directora de lo que sea. Al final del día no importa el cargo, importa el cómo lo cuidamos y desarrollamos, nada más.


Varios años después, ya instalada en Santiago y con mi familia armada eché raíces en Chicureo. Por otro trabajo que amé, he tenido la suerte de conocer muchas mujeres extraordinarias; clientas, socias, amigas. Mujeres que al igual que yo, tienen sueños y talentos, emprendimientos y luchan cada día de sol a sombra por sacarlos adelante. Este trabajo nos fue llevando a construir una comunidad robusta, única, colaborativa que difícilmente se logran porque sí, pero con generosidad, con buena voluntad y cariño, hacer que otras mujeres brillen y destaquen, es algo que quiero seguir haciendo en donde sea que me toque estar, por el resto de mi vida.


Si a ellas les resulta, me alegro de corazón. Si a otras le aparecen negocios nuevos resultado de un networking entretenido que armé, bienvenido sea. Que se formen lazos, alianzas y hasta relaciones duraderas entre ellas, aplaudo que así sea, porque es gratificante ver que mujeres muy distintas entre sí tengas un sello común que sólo quieran el bien para otras. Mujeres apoyando a mujeres, mujeres que brillan por la luz de sus compañeras, mujeres puente capaces de cimentar un camino para que otras se muestren y florezcan, así debe ser. Mujeres power siempre. Las mujeres somos el alma de Chile y eso es una impronta para mí, eso es lo quiero seguir trabajando.. sea donde sea y esté donde esté, ya que es fascinante y lo llevo como un estandarte muy alto.


Entrar a la Comunidad de MI ha sido para mí un coronar este anhelo. Ver en concreto cómo diferentes mujeres nos reunimos en torno a un propósito solidario, distendido, divertido y de apoyarnos, es un regalo. Pasarlo bien, hacer sinergia, fortalecer relaciones interpersonales, conocer nuevos mundos, compartir experiencias, relacionarnos y estar las unas a las otras, es un lujo que no tiene precio y del cual me siento profundamente honrada.

Lo pasamos bien, qué duda cabe, porque la vida es para celebrar y brindar por estar aquí y ahora, pero es valiosísimo, además, reuniros con un fin que es genuino y verdadero: aportar a otros. Creo en MI, creo que con nuestra originalidad seremos activos factores de cambio para el país, haciéndolo un lugar mejor crecer y para vivir.


Por último, quiero contarles que de todos los roles que he ejercido como profesional, es el mundo social el que más me ha llenado el corazón por lejos. Trabajar para otros, velar por mejorar las vidas de personas que, aunque no conoces, sueñan con cambiar sus vidas, es el motor de la mía.


Hoy mi trabajo es buscar donaciones, aportes económicos y convertirlos en becas. No es magia, no es tarea fácil, no existe una varita mágica que lo logre, es simplemente tener la certeza de que se puede. Creo en las personas, creo profundamente en el tender una mano para lograr una verdadera movilidad social cuando hay talento y ganas. Tu vida no se debe determinar por tu apellido, el colegio al que fuiste si es que estudiaste o no, ni menos por los ceros de tu cuenta corriente, eres lo que eres y dejas ver a través de tus ojos.


Hoy después de algunas incursiones en diferentes mundos corporativos, vuelvo con todo al mundo de la solidaridad y de las oportunidades para quienes tienen el sueño de convertirse en el primer profesional de sus familias y con eso, cambiar sus vidas y las de su entorno inmediato, para siempre. Confío en este desafío, me apasiona lo que hacemos y estoy segura de que voy a cumplir mis metas, llegaremos lejos con más y mejores becas porque sé que no voy sola, sé que, si miro de reojo a mi alrededor, estará mi comunidad, estarán mis amigas y las cientos de mujerazas que sin dudarlo me ayudaran cada vez que lo requiera. Eso es sembrar en buena tierra y cosechar esta tarea de lazos.


Rodéate de buena gente, se amable, sonríe, agradece de corazón y vive.


@mpbatev

 

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