top of page

Columna de MACARENA RAMIREZ

Actualizado: 7 oct

Periodista y creadora de contenido. Durante más de una década lideró equipos de redes sociales en televisión y hoy dirige Fundación Apaña, organización dedicada al rescate, rehabilitación y adopción de animales maltratados. Desde sus redes impulsa la educación, la empatía y la colaboración entre personas y comunidades que quieren cambiar el destino de los animales.


CUANDO LAS REDES SOCIALES SALVAN VIDAS


ree

Durante más de diez años trabajé liderando equipos de redes sociales en televisión. Mi objetivo era hacer que los contenidos llegaran a más personas, generar conversación, medir el impacto. Sin darme cuenta, esas mismas herramientas terminaron siendo clave para algo mucho más profundo: salvar vidas.


El rescate siempre estuvo presente en mi vida, desde mucho antes de tener una fundación. Pero todo explotó cuando dimos a conocer la historia de un perrito abandonado bajo la lluvia. Esa publicación se viralizó y, de pronto, cientos de personas comenzaron a escribir queriendo ayudar. Ahí entendí el verdadero poder de las redes: cuando se usan con empatía, se convierten en una fuerza colectiva capaz de transformar realidades.


Así nació Fundación Apaña, con el propósito de rescatar, rehabilitar y reubicar perros y gatos maltratados. Y desde entonces, las redes sociales se convirtieron en nuestro refugio digital. Aprendí que cuando se cuentan bien las historias, la gente se involucra. No basta con mostrar la tristeza; hay que mostrar también la esperanza. Darles nombre, rostro y voz a los animales hace que quienes miran se conecten desde la empatía. Ser periodista me enseñó eso: las buenas historias pueden cambiar el mundo.


Hoy trabajo en marketing digital, creando estrategias y contenidos para distintas marcas. Esa experiencia también ha sido clave para entender cómo comunicar mejor una causa, cómo lograr que un mensaje llegue, emocione y movilice. Porque detrás de cada publicación hay una oportunidad de inspirar acción.


Las colaboraciones han surgido siempre desde ahí: desde las redes. Un mensaje directo se transforma en alianza con una marca, una veterinaria que ofrece ayuda o una mujer que se motiva a adoptar. Pero también he usado mis plataformas para visibilizar el trabajo de animalistas independientes, mujeres que llevan años rescatando solas, sin apoyo ni recursos, y a quienes intento acompañar mostrando sus casos y ayudándolas a llegar más lejos. Porque cuando una ayuda, todas avanzamos.


Las redes no solo son digitales; también son humanas. Se tejen con coherencia, con compromiso y con verdad. Cuando uno muestra procesos y no solo resultados, las conexiones se vuelven reales y duraderas.

A través de Apaña he conocido a personas maravillosas que me inspiran cada día: rescatistas, veterinarias, fotógrafas, periodistas y creadoras que, desde distintos espacios, se suman a una causa común. Y en ese intercambio también he crecido. Porque usar las redes para ayudar no solo expande tu alcance: expande tu corazón y tu propósito.


Hoy entiendo que mi red más valiosa no está en la cantidad de seguidores, sino en las conexiones que realmente transforman vidas. Las que unen a personas que creen que un post puede ser el inicio de una segunda oportunidad.


Porque cuando una red se usa para conectar con amor, las redes sociales pueden salvar vidas.


@fundacionapana

@maacaramirez



 

 
 
 

Comentarios


bottom of page