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Columna de LUCÍA LORENTE

Soy Mediadora, Coach y Abogada.


NO PIERDAS TU TIEMPO YENDO POR UN CAMINO QUE NO TE HACE FELIZ.

Atrévete a cambiar la ruta, a modificar el libreto, las veces que sea necesario hasta que encuentres la ruta hacia lo que deseas”


¿No sabes cuál es el mejor proyecto en el que puedes trabajar?


Solo por si aun no caes en la cuenta: El mejor proyecto en el que jamás puedas trabajar eres TÚ mismo.


No hay ningún otro proyecto que te vaya a dar más rentabilidad, mejores relaciones, mejor vida…


La mejor versión de ti mismo existe, pero sólo llegará si trabajas por conseguirla.


Tomamos miles de pequeñas decisiones al día y son aquellas que pueden dar pereza o ser un poco más incómodas las que paradójicamente hacen que a la larga tengamos una vida más fácil.


Muchas decisiones que ahora son fáciles son las que acaban acarreando quebraderos de cabeza después dado que poquito a poquito van sumando y a veces hacen que luego te sientas decepcionado contigo mismo por no estar donde quieres estar.


Nunca es tarde para tomar conciencia de esas pequeñas decisiones: qué hacemos, qué decimos, cómo lo decimos, qué comemos, qué bebemos… y cambiarlas para que poco a poco cada una de ellas vaya sumando y multiplicando entre ellas el resultado que conseguimos hasta acercarnos cada vez más a donde queremos estar.


En realidad, lo que quieres, no está tan lejos. Seguramente está a la vuelta de la esquina. Solo que no lo ves. Pero eso no quiere decir que no esté allí.


Nunca llegarás a ver cómo podrías ser, dónde puedes llegar, lo que puedes tener, etc. si no tomas la firme decisión de trabajar en TU verdadero proyecto de vida.


Conseguir todo esto pasa por tomar las decisiones más incómodas en el día, comprometerte contigo mismo, desarrollar una rutina diaria hasta que se convierta en un hábito.


El mayor proyecto de tu vida merece toda tu atención, más que el proyecto que estás desarrollando en el trabajo o las vacaciones que estás planificando. Cuando TU proyecto funcione, todos los demás proyectos funcionarán prácticamente solos.


Y aunque todo esto parezca muy obvio, la realidad de nuestra sociedad es que la mayoría se entrega en cuerpo y alma a sus proyectos laborales, a machacarse en el gimnasio para el verano, a los proyectos de los demás… y consideran que no tienen tiempo para ellos mismos. Pero, irónicamente, cuando tan solo empezamos a tomar conciencia de nuestras decisiones cotidianas y las vamos cambiando y encaminando hacia el resultado que queremos obtener, todos los proyectos, no solo el más importante (TU), mejoran exponencialmente.


¿Tu mejor versión requiere que tengas más salud?

Fíjate qué pones en tu plato, qué elección eliges del menú, si eliges una bebida llena de azúcar o agua, si te mueves a diario, cuántas horas de sueño le das a tu cuerpo… a diario.


¿Tu mejor versión requiere mejorar tus relaciones personales?

Fíjate cómo hablas a los demás, si les escuchas, si dedicas tiempo a aquellas personas que te importan, si te rodeas de la gente que te suma… a diario.


¿Tu mejor versión requiere mejorar profesionalmente?

Fíjate en si estás aprendiendo más, si lees sobre tu tema, si pides asesoramiento a aquellos que ya están dónde tu quieres estar para saber cómo lo han conseguido…


Seguir haciendo lo mismo que has hecho siempre no va a cambiar la situación en la que estás.

Nunca dejes este proyecto a medias.


1) Sé bueno contigo mismo: el primer efecto de asumir la vida como una competencia es que somos demasiado duros con nosotros mismos, y eso es terriblemente dañino. Date gusto en lo que te gusta, dedica tiempo a lo que amas, no te prives de aquello que te apasiona, descubre qué quieres y lucha por conquistarlo. ¡Consiéntete, mímate!


2) Permítete aprender de lo negativo: la vida no es perfecta, está claro. Es un largo viaje lleno de dificultades en el que tropezamos con dolor, envidia, celos, deshonestidad, maldad, deslealtad y otras especies parecidas. De eso debemos aprender que se vale estar triste, se vale llorar, se vale perder, se vale equivocarse. ¡Eso también es vida!


3) No te prives de la soledad: llegamos solos y nos vamos igual, pero nos inculcan que en el camino debemos estar acompañados, y no necesariamente es así. Ser feliz te exige darte tiempos para ti mismo, en solitario, y disfrutarlos. El día que aprendas a disfrutar de tu propia compañía podrás comenzar a ser ese compañero de viaje ideal para los otros.


4) Selecciona tu compañía: la vida incorpora pesadas cargas, demasiados sinsabores, grandes responsabilidades, como para transitar el camino en la compañía inadecuada. Rodéate de personas positivas, creativas, inspiradoras, con las que compartas sueños, la visión de la vida, pasiones. Son el mejor combustible para alcanzar tus sueños.


Solemos decirnos que cada día es una oportunidad, pero vivimos una vida rutinaria, repetida. Eso nos enseñaron, así nos sentimos cómodos. Sin embargo, la verdadera vida, la que te permite alcanzar tus sueños de felicidad, éxito y prosperidad, es en la que te das el lujo de ser tu mejor creación. ¡Reinvéntate cuantas veces sea necesario, disfruta ese proceso!

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