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Columna de FABIOLA OLATE

Presidente y Fundadora de la Comunidad Mujeres INfluyentes Chile


CAMBIEMOS LA COMPETENCIA POR COMUNIDAD


Vivimos en un mundo que, históricamente, ha puesto a las mujeres en competencia constante.


Desde pequeñas, la sociedad nos enseña que debemos destacar sobre las demás, que hay una sola silla en la mesa y que, para ocuparla, debemos ser las más fuertes, las más bonitas o las más capaces.


Esta narrativa nos ha dejado heridas profundas: relaciones fracturadas, envidias innecesarias y una desconexión con algo esencial para nuestra naturaleza: el sentido de comunidad.


Es hora de cambiar el relato. Las mujeres no estamos diseñadas para competir entre nosotras, sino para construir juntas.


La solidaridad entre mujeres es una fuerza transformadora que no solo nos empodera como individuos, sino que genera cambios profundos en nuestras comunidades.

Cuando dejamos de vernos como rivales y empezamos a reconocernos como aliadas, el mundo se abre a nuevas posibilidades.


Apoyarnos unas a otras no significa vivir en constante acuerdo ni borrar nuestras diferencias. Es, más bien, aprender a reconocer el valor único de cada mujer, respetar su camino y celebrar sus logros como si fueran propios. En lugar de sentir envidia cuando otra triunfa, podemos preguntarnos: ¿qué puedo aprender de ella? ¿Cómo puedo inspirarme en su fuerza?


El apoyo mutuo no solo se refleja en lo grande, como impulsar los proyectos de nuestras amigas o alzar la voz frente a la injusticia. También vive en los pequeños gestos cotidianos: un mensaje de aliento, una palabra amable, un espacio seguro para expresar emociones o el simple acto de escuchar sin juzgar.


Un ejemplo claro de esta unión y apoyo es la Comunidad Mujeres INfluyentes, un espacio de encuentro donde cada mujer fluye en su esencia y, al hacerlo, potencia a las demás. Aquí, la competencia da paso a la colaboración, y cada integrante encuentra inspiración y fuerza en el talento y la autenticidad de las otras. Es una comunidad que nos recuerda que no estamos solas y que, juntas, podemos alcanzar aquello que parecía inalcanzable.


Muchas veces, el sistema nos ha hecho creer que debemos “pisar” a otras para avanzar, pero ¿qué pasa si decidimos caminar juntas? ¿Qué pasa si entendemos que el éxito no es un recurso limitado? Hay espacio para todas. Lo que una mujer logra no le quita valor ni oportunidades a las demás. Por el contrario, abre puertas, rompe barreras y nos demuestra que nosotras también podemos.


Vivir en comunidad requiere desaprender patrones de competencia tóxica y construir relaciones basadas en la confianza, el respeto y la empatía. No es un proceso fácil, pero es profundamente liberador. Nos permite sanar heridas, formar redes de apoyo y, sobre todo, recordarnos que no estamos solas.


Cuando las mujeres se apoyan, suceden cosas extraordinarias. Se rompen techos de cristal, nacen movimientos sociales y se generan cambios que impactan generaciones. Pero el cambio comienza con nosotras, con esa decisión consciente de elegir el apoyo sobre la competencia, la unión sobre la división.


Hagamos del apoyo entre mujeres un acto cotidiano y revolucionario. Porque cuando una mujer avanza, todas avanzamos. Y juntas, somos imparables.


@tcreofabiolaolate

@coach_fabiolaolate





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