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Columna de DRA. VANESA FERNÁNDEZ

Máster Universitario en Intervención en la Ansiedad y el Estrés. Doctora en el área de las Emociones y la Salud con la calificación de Cum Laude.



AMBICIÓN SALUDABLE

El deseo por alcanzar nuestros propósitos en la vida se considera ambición saludable, pero cuando es excesiva impide apreciar lo conseguido y genera insatisfacción. Descubre cómo puedes dirigir de forma positiva tu ambición.


En su famosa pirámide, Maslow intenta explicar la conducta del ser humano aludiendo a sus motivaciones para explicar qué impulsa nuestra forma de actuar. Esta pirámide, estructurada por necesidades que se organizan jerárquicamente (no podemos ver satisfecha una sin haber satisfecho antes la anterior), propone que el fin último del ser humano, aquello que dirige su propia existencia, es la autorrealización, denominada también como “motivación de crecimiento” o “necesidad de ser”.


Esta necesidad psicológica es la más alta de la jerarquía para los humanos y, según Maslow, solamente mediante la obtención de dicha necesidad encontramos un sentido a la vida a través de diferentes alternativas que dependen de cada individuo y de lo que le dé sentido a su existencia, como por ejemplo el trabajo o el cuidado de la familia. La pregunta es entonces, ¿cuál es la fuerza que nos impulsa para avanzar a lo largo de los escalones de dicha pirámide? La respuesta es la ambición.


¿Qué es ambición?

La ambición está relacionada con nuestros sentimientos, emociones y deseos. Se trata de la energía necesaria para hacer realidad los sueños, ya sea en el campo personal, social o profesional.

Una persona ambiciosa es aquella que intenta superar desafíos y poner en práctica estrategias para crecer.


En el campo profesional, siempre es deseable tener un poco de ambición. Al final de cuentas, cuanto más motivación una persona posee, probablemente mayor será su rendimiento, ya que ella tiene un objetivo a alcanzar.


Ser ambicioso es cultivar un gran deseo por transformación y realización de proyectos. Los planes y estrategias se crean buscando un objetivo de vida, ya sea personal, como lograr una carrera, o profesional, como abrir un negocio.


Por eso, decir que una persona es ambiciosa no implica que sea mala, aunque tampoco significa que sea buena.


El secreto está en la cantidad de ambición que cada uno tiene. Cuando la ambición se muestra excesiva, se convierte en codicia, dos conceptos muchas veces confundidos por el sentido común. La ambición, cuando es moderada, es el ingrediente perfecto para el éxito.


En el fondo, la ambición se traduce en autoestima, una creencia en el potencial individual y la capacidad de vencer. Cuando tenemos ambición, logramos explotar al máximo nuestros potenciales.

Pero no toda ambición lleva a caminos provechosos.


Para que sea realmente útil, la persona debe trazar estrategias sin dejar de considerar la ética. Pasar por encima de otras personas no es el camino para el éxito. Por el contrario, eso tiende a llevar al fracaso.

El uso de mentiras, trampas, chantajes y otras artimañas para llegar a la cima es la marca de una persona egoísta y codiciosa. La honestidad debe estar siempre presente, no siendo en nada incompatible con la ambición.


¿Qué es codicia?

Pero, ¿cuál sería la diferencia entre ambición y codicia?


Como dice un dicho popular, la diferencia entre remedio y veneno es la dosis.


La codicia representa las ganas de tener más de lo que se puede tener o aguantar. Es decir, una persona codiciosa es aquella que nunca está contenta con sus logros.


Ella busca incesantemente alcanzar un nivel, una carrera y un salario superiores a lo que ya tiene, lo que hace que la persona nunca esté satisfecha con sus conquistas. Por eso la codicia debe ser evitada, porque les impide a las personas alcanzar la felicidad.


Además, las personas codiciosas siempre están pensando en cómo derribar a sus semejantes para conquistar lo que anhelan. Ni siquiera los amigos más cercanos se salvan de esta actitud, pues, en el pensamiento del codicioso, todo es válido para alcanzar el éxito.


A menudo, los codiciosos utilizan a los demás como medio para llegar a un determinado fin. Ellos no reconocen el valor de las personas, ni sus personalidades.


Por eso es importante darle atención y no dejar que tu ambición se transforme en codicia.

¿Ha quedado clara, entonces, la diferencia entre ambición y codicia?


En el mercado profesional, principalmente en el mundo del emprendimiento, la ambición es deseable, mientras que la codicia es condenable.


¿Por qué es importante tener ambición?

Sin el deseo de vencer, de crecer, de calificarse, de alcanzar mejores resultados – características de una persona que tiene ambición – el resultado es la inercia. El deseo de cambio es lo que lleva a grandes transformaciones.


Es por eso que la ambición es importante en varios espacios de la vida, incluyendo el trabajo, la vida personal e incluso la convivencia con los amigos.


Personas ambiciosas logran visualizar el panorama general, identificar fallas e implementar estrategias para mejorar aquello que necesita nuevas propuestas y soluciones.


Se puede decir que la ambición se traduce en el deseo de alcanzar lo mejor. Por eso el concepto de ambición debe ser analizado desde el punto de vista personal.


Cada uno tiene sus propios parámetros de éxito, felicidad y realización, todo va a depender de sus perspectivas e ideal de felicidad.


A pesar de eso, hay algunas tareas comunes que toda persona ambiciosa es capaz de hacer, como: Cambiar de carrera. El cambio no es fácil, ya sea de casa, trabajo, relación y, principalmente, de carrera.

Pasar por transformaciones es doloroso e implica períodos de adaptación al nuevo ambiente. Pero la ambición hace que las personas sean capaces de enfrentar sus miedos y dar el primer paso.


Sin este impulso y ese coraje para enfrentar lo nuevo, seríamos incapaces de salir de situaciones negativas. La comodidad se adueñaría de nosotros y pasaríamos toda la vida atrapados a un ambiente o una persona que no nos ayuda a crecer.


Para cambiar de carrera hay que tener foco, ambición y determinación.


No rendirse fácil

Es posible identificar a una persona ambiciosa simplemente reparando en la forma en que enfrenta las dificultades que encuentra por el camino. Ella no se da por vencida, no desiste y no se queda parada esperando que la situación cambie.


La ambición otorga energía para enfrentar los problemas y las barreras encontradas en su viaje.

Una persona ambiciosa no está contemplando el problema. En su lugar, trata de encontrar soluciones de manera incansable.


Soñar en grande

Tener un negocio pequeño es para cualquiera. Tener un negocio exitoso y que sea un referente en el mercado es para las personas ambiciosas.


La ambición es el diferencial entre el pensamiento pequeño y el pensamiento sin límites.


Crear una nueva solución

La creación de una nueva solución con la mirada puesta en los problemas rutinarios demanda deseo, pasión y emprendimiento.

Difícilmente, una persona sin ambición será capaz de materializar sus ideas por falta de energía y ganas de crecer.


Por eso, la dedicación forma parte de la vida de quien es ambicioso, ya que la dedicación es la capacidad de aceptar retos, de luchar por lo que se desea, de esforzarse para alcanzar los objetivos.

Coraje para intentar y equivocarse.


El éxito, ya sea personal o profesional, no puede ser alcanzado sin intentos. Y los intentos, a menudo, dan origen a algunos errores.


Una persona sin ambición tiende a darse por vencida en el primer desafío, por creer que no es capaz de realizar lo que se ha propuesto, que no está lista para esa tarea.


Mientras tanto, personas ambiciosas no tienen miedo de intentar y cometer errores, pues saben que el camino hasta la victoria puede ser largo, pero que el resultado vale la pena.


Cambio de actitud

El cambio de actitud es necesario para el crecimiento. Sin ella, permanecemos siempre en el mismo lugar, atrapados en la comodidad.


Esta es, en realidad, la diferencia básica entre personas de éxito y personas que se contentan con poco.

Cambiamos de actitud para lograr enfrentar las adversidades, para emprender, para luchar por una nueva posición en el mercado, o sea, para llegar a un lugar mejor.


Pensamientos positivos

Cuando una persona está llena de ambición, sus pensamientos son más positivos.

Mientras todos los demás están mirando el problema, el ambicioso está buscando la solución. Sus pensamientos son más positivos, más optimistas y más objetivos.


Desarrollo de metas

Las metas son esenciales para alcanzar un objetivo determinado. Sin ellas, es prácticamente imposible medir los resultados y seguir la evolución.


En un emprendimiento, por ejemplo, las metas ayudan a analizar las ganancias de la empresa, su beneficio y rendimiento.


Una persona ambiciosa puede pensar metas de corto, mediano y largo plazo. Ella analiza dónde está hoy y a dónde quiere llegar en los próximos años.


Las metas permiten comprender el grado de evolución y, principalmente, si las estrategias aplicadas están surtiendo efecto.


¿Tienes ambición?

Como lo mostramos en este post, la ambición es una característica deseable en todo profesional. No debe confundirse con la codicia ni representar un punto negativo.


Las personas ambiciosas tienden a alcanzar sus objetivos con más facilidad, pues no se contentan con poco y siempre están en busca de nuevos logros.


De todos modos, cuando decimos facilidad no nos estamos refiriendo a medios cortos para alcanzar objetivos. Después de todo, seguro ya te diste cuenta de que tener ambición significa comprometerse para alcanzar las metas de forma honesta y gradual.


La ambición es solo una de las características emblemáticas de un profesional de éxito. Hay muchas otras, como el liderazgo y la capacidad de inspirar a un equipo.


Para finalizar, no te pierdas nuestro post sobre las características de un gran líder para entender mejor respecto de dos temas que van tomados de la mano: ambición y liderazgo.



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