Columna de DEBBIE GRINGRAS
- Fabiola Olate Sagredo
- 15 jul
- 3 Min. de lectura
Asesora de empresass en tecnología.
SI QUIERES CORRER RAPIDO HAZLO SOLA: SI QUIERES LLEGAR LEJOS HAZLO ACOMPAÑADA

Llegué a Chile hace 22 años con una maleta de sueños y mi familia como única red. Hoy miro hacia atrás y confirmo algo que aprendí en el camino: las redes no solo amplían los horizontes, sino que abren puertas a nuevas oportunidades.
Construirlas fue algo intuitivo, más bien una necesidad de adaptación para integrarme a un nuevo país. Lo primero que hice fue ampliar mi círculo, de conocidos que me fui abriendo a nuevas personas. Luego llegaron los compañeros de trabajo, coapoderados del colegio y de ahí en adelante nada me detuvo.
Con el tiempo entendí que pertenecer a una red no significa entrar a un club exclusivo ni competir por un lugar. Ellas crecen cuando se entienden como una comunidad colaborativa, donde cada conversación es un ida y vuelta sincera. Cuando eso sucede, empieza lo importante que es aportar sin esperar algo a cambio. Escuchar con atención. Compartir lo que sabes. Conectar a otros.
Nunca es tarde para seguir ampliando tu círculo. Hoy, a mis 50 años, estoy por terminar el MBA de la Pontificia Universidad Católica. Los aprendizajes más valiosos no han estado solo en las clases, sino en las personas y conexiones que he construido. Ser parte de esa comunidad colaborativa será, sin duda, una de los aportes más significativos de esta etapa.
Más allá del ámbito laboral
La madurez me ha enseñado que para construir un entorno sano uno debe buscarlo. Por eso intento rodearme de gente afín, que me haga feliz y donde yo sea un aporte. Correr es mi pasión, este deporte se ha convertido en algo fundamental en mi vida. En estos años de entrenamiento he tomado conciencia que una comunidad es vital para continuar. Cada kilómetro es un espacio de conversación, consejos y apoyo. Basta encontrar una actividad que disfrutes, y todo fluye.
Una lección de vida
Si tuviera que dar un consejo a las que comienzan, les diría que interesarse por otro es una lección de vida. ¿Cómo lograrlo? Con pequeños pasos. No es fácil, pero hay que cultivar esas ganas de conectar y aprender de otros, buscar esos espacios para intercambiar ideas y salir de la zona de confort. Ser inquieta, extrovertida y apasionada, me ha llevado a ser mentora, formar parte de Go Plan Be, Red América y otras agrupaciones que enriquecen mi vida.
¿Dónde comenzar?
Lo reconozco, no es fácil, pero sí sé q las redes de LinkedIn no perduran en el tiempo. La clave está en la convivencia, porque se construyen en la vida real, siendo generosa con tu tiempo, compartiendo tu conocimiento y generando una colaboración constructiva donde todos crezcamos. Porque al final del día, los sueños no se cumplen solos: hay que trabajarlos para alcanzarlos y rodearse de las personas indicadas.
Hoy, construir y mantener redes se ha vuelto parte de mi día a día, lo hago de forma espontánea, y lo disfruto porque es parte de mi esencia.
Ser agradecida
Una de las claves en este camino ha sido agradecer a cada persona que me ha ayudado en el camino, porque en esto no hay secretos, solo trabajo y sueños. Cuando nos reunimos con propósito, compartimos lo que sabemos y lo que sentimos, no solo sumamos, multiplicamos.
Conectar no es solo construir redes, es construir futuro. Y en ese viaje, avanzar acompañada ha sido, y seguirá siendo, mi mejor decisión.

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