Directora de Gestión e Innovación, Casa Nogal/ Psicóloga Clínica/ Magíster Neuropsicología Pediátrica/ Formación en psicodiagnóstico de niños y adolescentes/ Postítulo Psicoterapia Psicoanalítica/ Facilitadora Programa Parentalidad Positiva Triple P/ Formación en Mindfulness para la reducción de estrés/ Certificación instrumentos de evaluación ADOS 2/ Formación avanzada en entrenamiento de Lego Therapy/ Formación avanzada Modelo Denver de Atención Temprana (ESDM), University of California Davis.
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EL NEURO DESARROLLO INFANTIL: ENFOQUE INTEGRAL Y ROL DE FAMILIAS
En el campo del neurodesarrollo infantil, los enfoques integrales han demostrado ser fundamentales para atender de manera efectiva las necesidades de niños y adolescentes.
Estos modelos no solo consideran los aspectos clínicos de cada diagnóstico, sino que también involucran activamente a las familias, lo que potencia el impacto de las intervenciones terapéuticas.
Un abordaje interdisciplinario y coordinado, basado en evidencia científica, es el camino para asegurar resultados significativos y sostenibles en el tiempo.
El enfoque integral entiende al niño como un ser multidimensional. Por ello, contar con equipos formados por neurólogos, terapeutas ocupacionales, fonoaudiólogos, psicólogos, kinesiólogos y educadores permite abordar cada
aspecto del desarrollo: desde las habilidades cognitivas hasta la regulación emocional y las destrezas motoras. Sin embargo, la diferencia clave no radica solo en la especialización, sino en la coordinación eficaz entre los profesionales y en la construcción de una mirada compartida que atraviese todas las etapas del proceso terapéutico.
En estos modelos, la familia tiene un rol protagónico. El trabajo terapéutico, por más efectivo que sea, pierde impacto si no es reforzado y generalizado en la vida cotidiana del niño. La integración de los padres y tutores en el proceso de intervención permite que las habilidades adquiridas en las sesiones se consoliden en los contextos habituales del niño: la casa, la escuela y las actividades recreativas. Además, los hermanos y otros miembros del núcleo familiar también cumplen una función fundamental al brindar apoyo emocional y refuerzos positivos.
Cuando un centro terapéutico puede cumplir con brindar una infraestructura pensada tanto para el desarrollo de las terapias como para el bienestar familiar aporta un valor agregado. Crear espacios acogedores donde los padres puedan sentirse cómodos, incluso trabajando o socializando mientras sus hijos están en terapia, contribuye a una experiencia más armónica. Este tipo de diseño no solo responde a una necesidad operativa, sino que refleja un compromiso con el bienestar integral de las familias involucradas.
Algunos enfoques integrales también se destacan por incorporar programas innovadores que amplían los límites de las terapias tradicionales. Las intervenciones intensivas y los talleres educativos no solo abordan las necesidades terapéuticas inmediatas, sino que también fomentan habilidades para la autonomía y la inclusión en la sociedad. Además, estas iniciativas suelen tener un impacto positivo en los educadores y otros actores del entorno del niño, lo que multiplica los beneficios del trabajo interdisciplinario.
La investigación y la innovación juegan un papel relevante en el desarrollo de estos centros, permitiéndoles adaptar sus metodologías y mantenerse a la vanguardia de los avances científicos. La creación de programas inéditos y proyectos futuros, como campamentos para niños neurodivergentes, refleja la voluntad de ofrecer experiencias significativas y seguras que potencien el desarrollo emocional y social de los niños.
En definitiva, los centros que apuestan por el trabajo integral y por una colaboración activa entre familias y profesionales se posicionan como un referente en el neurodesarrollo infantil. Estos modelos no solo mejoran la calidad de vida de los pacientes, sino que también promueven una red de apoyo sólida, imprescindible para enfrentar los desafíos que estas condiciones presentan. La clave radica en la coordinación constante, la innovación y, sobre todo, en el compromiso por reconocer que cada avance es un logro compartido.
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