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Columna BEATRIZ BUSTAMANTE

Consultora, conferencista y facilitadora de éxito empresarial, por cerca de 10 años. Docente apasionada. Comunicadora Social , con especialización en Mercadeo Estratégico, Habilidades Gerenciales y Administración de Empresas. Ha trabajado con compañías multinacionales como Canal Sony, Pontificia Universidad Javeriana, Baker and McKenzie. Consejera Delegada Mujeres INfluyentes.

LIDERAZGO CON LA FUERZA DE LO FEMENINO


Los avances de la neurociencia han permitido estudiar con mayor precisión los cerebros de hombres y mujeres, encontrando diferencias que significativamente impactan la forma como ejercemos el liderazgo unos y otros.


Las mujeres hemos heredado de nuestros ancestros femeninos la capacidad de tener responder por varios frentes paralelos, de forma más eficiente. Ya en la Edad de Piedra las mujeres estaban al cuidado de los hijos, del fuego, de los alimentos, de ahuyentar animales y recolectar frutos como alimento.


Así, los cerebros fueron desarrollándose de tal forma que, hoy en día, las mujeres tenemos un lóbulo temporal más grande que el masculino, lo cual facilita el pensamiento estratégico. También, reaccionamos con más cabeza fría a los momentos de tensión por ese entrenamiento en sortear varios temas a la vez. Adicionalmente el linaje femenino nos otorgó un sistema límbico más desarrollado que nos proporciona mayores habilidades emocionales para conectar con los demás, mayor empatía, capacidad comunicativa y hasta mejor plasticidad corporal, necesaria para parir.


Ahora, si nos trasladamos del mundo de las cavernas al caótico mundo actual, evidentemente todas estas características se convierten en una ventaja evolutiva de género a la hora de liderar proyectos, que implican gestionar numerosos frentes estratégicos y personas, en situación de stress.


¿Por qué, entonces, en el ámbito laboral, solo el 28% de los cargos directivos en el mundo son ocupados por mujeres?


Ampliamente se ha debatido sobre esta situación y la responsabilidad compartida por la sociedad, la cultura , su machismo y feminismo. También sobre la necesidad de educar a los niños para cambiar estas circunstancias a futuro.


Sin embargo, mi propuesta es que empecemos a fortalecer nuestro liderazgo personal, hoy, con las condiciones con las que ya contamos.


Por ejemplo: hace cuánto que no creamos algo nuevo para nosotras mismas?


Fortalezcamos nuestro pensamiento estratégico a través de preguntas poderosas como: Qué hay para mí? Que elijo? Cómo es mi mentalidad? Que aprendí hoy? Qué otras preguntas necesito hacerme?


Para empoderarnos, enamorémonos de las preguntas porque así potenciamos nuestro liderazgo y crecimiento personal.


Aprovechemos ese desarrollo de nuestro sistema límbico para practicar la atención plena o el arte del “aquí y ahora” porque eso favorecerá todas nuestras relaciones en la vida familiar y laboral, también estimulará nuestra intuición y asertividad en la toma de decisiones. Prácticas como el ejercicio, la meditación o la espiritualidad son totalmente beneficiosas en este sentido.


Hacernos primero cargo de nosotras es la forma más expedita de lograr los cambios que esperamos, porque a la par de buscar mejores condiciones externas, debemos fortalecer nuestro interior, honrando así las ventajas de nuestro linaje femenino.



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